Alejandro Sanz conquista el Auditorio Nacional con una noche llena de emociones y clásicos inolvidables

Alejandro Sanz demostró una vez más por qué su nombre sigue siendo sinónimo de calidad, pasión y conexión profunda con el público. La noche del 12 de septiembre, el Auditorio Nacional fue el escenario de un concierto inolvidable como parte de su gira ¿Y Ahora Qué?, con el que no solo repasó su trayectoria, sino que también presentó nuevas facetas de su música.

El recinto se rindió ante el cantautor madrileño con un lleno total, y no es para menos: cada una de sus presentaciones programadas en la capital mexicana (incluidas las del 13, 17 y 18 de septiembre) ha colgado el cartel de “localidades agotadas”. A sus 56 años, Sanz sigue siendo un imán de multitudes y un referente de la música en español.

Una velada con alma y memoria
Desde los primeros acordes de Desde cuándo, el público se entregó sin reservas. La mezcla de baladas profundas y ritmos pop más dinámicos fue perfectamente equilibrada. Sonaron himnos como Mi soledad y yo, A la primera persona, La música no se toca, Bésame y Por bandera, entre otros. Cada canción fue coreada como si el tiempo no hubiera pasado.
Pero el concierto también tuvo espacio para la renovación.

Sanz presentó temas de su más reciente etapa, como El vino de tu boca, Hoy no me siento bien —su colaboración con Grupo Frontera—, y No me tires flores, canción grabada con el artista urbano Rels B, estrenada en vivo por primera vez ante un público visiblemente sorprendido y emocionado.
Un artista cercano, sensible y agradecido.

Uno de los momentos más emotivos de la noche fue cuando Alejandro ondeó una bandera de México mientras interpretaba Por bandera, gesto que arrancó una ovación cerrada. A lo largo del concierto, expresó varias veces su cariño por el país y agradeció a sus seguidores por acompañarlo a lo largo de su carrera. “Los quiero un chingo. Lo saben, sin medida, sin control”.

En canciones como: Y, ¿si fuera ella? o Lo ves?, Sanz bajó la intensidad para dejar que el silencio y la voz del público llenaran el recinto. Fue en esos espacios donde quedó clara la comunión entre artista y fanáticos: no se trataba solo de escuchar, sino de vivir la música juntos.

La producción visual del espectáculo estuvo a la altura del artista: pantallas gigantes, luces perfectamente sincronizadas y visuales que acompañaron cada canción con un toque emocional y narrativo. Imágenes de su carrera, portadas de discos y escenas simbólicas acompañaron un repertorio que sirvió como homenaje a su legado.

La gira ¿Y Ahora Qué? marca un nuevo capítulo en la carrera de Alejandro Sanz. Más allá del título, la pregunta parece una provocación para seguir explorando caminos musicales sin renunciar a la esencia que lo ha mantenido vigente durante más de tres décadas. Con más de 25 millones de discos vendidos, múltiples premios Grammy y Latin Grammy, Sanz sigue mirando hacia adelante, pero sin olvidar de dónde viene.

Un concierto que quedará en la memoria de muchas personas, el cierre de la noche fue tan poderoso como esperado: No es lo mismo, Corazón partío y Amiga mía desataron la última gran ovación de un público que, al salir, tenía una certeza: Alejandro Sanz no es solo un ídolo del pasado. Es un artista del presente, con la mirada firme hacia el futuro.

En una época donde las tendencias cambian con rapidez, Sanz sigue siendo sinónimo de permanencia, emoción y arte. Y mientras siga cantando con esa entrega, su lugar en el corazón de México está más que asegurado.

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