
Céline Dion prohíbe a Trump usar sus canciones en campaña
Redacción
El equipo de campaña de Donald Trump se ha visto envuelto en polémica una vez más, esta vez por usar sin permiso la icónica balada «My Heart Will Go On» de Céline Dion, durante un mitin en Montana.
La canción, que alcanzó la fama mundial gracias a la película «Titanic», se convirtió en la inesperada banda sonora de uno de los eventos políticos del expresidente.
Sin embargo, la respuesta de la estrella canadiense no se hizo esperar.
El equipo de Céline Dion emitió un contundente comunicado a través de sus redes sociales, dejando clara su postura:
«El equipo directivo de Céline Dion y su discografía han tenido conocimiento del uso no autorizado del video, la grabación, la interpretación musical y la imagen de Céline Dion cantando ‘My Heart Will Go On’… este uso no está autorizado en modo alguno y Céline no respalda este uso ni ningún otro similar». Con un toque de ironía, cerraron el mensaje con la pregunta: «¿De verdad esa canción?».
Este no es el primer enfrentamiento entre Trump y el mundo de la música.
Antes de este incidente, el músico francés Yoann Lemoine, conocido como Woodkid, también levantó la voz en contra del uso no autorizado de su canción «Run Boy Run» en la campaña del exmandatario.
Lo irónico de ese caso es que «Run Boy Run» es considerada un himno LGBT+, lo que contrasta con el discurso conservador de Trump y sus seguidores.
Este incidente musical ocurre en un momento clave para Trump, mientras se prepara para las elecciones presidenciales de 2024 y enfrenta una creciente competencia en las encuestas, donde Kamala Harris, la actual vicepresidenta, comienza a superar al exmandatario en la intención de voto.
Además, este desaire de Céline Dion llega poco después de su aclamado regreso a los escenarios en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París 2024, consolidando aún más su estatus como una de las voces más poderosas y respetadas de la música mundial.
En definitiva, el uso no autorizado de «My Heart Will Go On» en la campaña de Trump ha desencadenado una reacción que, lejos de beneficiar al expresidente, refuerza la importancia del respeto por los derechos de autor y la voluntad de los artistas en cómo se utiliza su obra.