
El insólito caso de la «bebé milagro» nacida en prisión
La historia de cómo Daisy Link y Joan Depaz, ambos internos en centros penitenciarios de Florida, lograron concebir una hija sin contacto físico directo, ha sorprendido al público y desatado preguntas sobre las condiciones carcelarias y los vínculos humanos en aislamiento.
Todo comenzó en el Turner Guilford Knight Correctional Center, donde ambos permanecían en celdas separadas bajo estrictas condiciones de aislamiento. A través de los conductos de ventilación, Link y Depaz establecieron comunicación, intercambiando mensajes y fotografías. Con el tiempo, la conexión emocional creció y, pese a las barreras físicas, surgió el deseo de formar una familia.
“Si tuviera que elegir a alguien para tener un hijo, serías tú”, expresó Depaz, según declararon al medio WSVN. Así, diseñaron un método casero para enviar el material genético de Joan a Daisy mediante una cuerda improvisada y plástico para alimentos. Link utilizó un aplicador médico para inseminarse, repitiendo el procedimiento varias veces al día durante un mes.
Contra todo pronóstico, Daisy quedó embarazada. La bebé nació en junio de 2023, un hecho que los padres describieron como un milagro. Actualmente, la niña vive bajo la custodia de la madre de Depaz, pero ambos progenitores mantienen contacto frecuente con su hija a través de videollamadas.
«Mi hija es una bendición», declaró Link, destacando su esperanza en el futuro de la pequeña.
El caso ha generado una investigación interna en el sistema penitenciario de Miami-Dade, pues cuestiona la efectividad de las medidas de seguridad dentro del centro. Además, pone en debate las consecuencias del aislamiento prolongado en la salud mental de los reclusos y sus intentos de mantener conexiones humanas significativas.
Como parte de las medidas tomadas, los padres fueron trasladados a diferentes instalaciones, aunque esto no ha impedido que sigan en contacto.