¿Por qué el baile de Trump en el deporte es polémico?
Recientemente, imágenes y videos de jugadores de la NFL y otros deportistas realizando el conocido «baile de Trump» han encendido el debate en redes sociales. Este festejo, que comenzó como un movimiento simple durante sus campañas políticas, ha trascendido a los campos de juego, pero con una fuerte carga simbólica que va más allá de la diversión. El expresidente Donald Trump popularizó este movimiento durante sus mítines de las elecciones de 2020, al ritmo de la icónica canción YMCA de Village People. Aunque inicialmente era visto como un gesto humorístico, el baile se convirtió en un símbolo entre sus simpatizantes, representando su ideología y narrativa política. Tras su regreso a la política en 2024, el baile volvió a viralizarse, pero esta vez saliendo del ámbito político para infiltrarse en el deporte. Nick Bosa, jugador de los 49ers de San Francisco y conocido simpatizante de Trump, fue uno de los primeros en adoptar el baile como celebración tras una tacleada. Aunque muchos lo interpretaron como una expresión personal, otros lo vieron como un gesto de apoyo a la agenda política del expresidente. La controversia creció cuando más jugadores de la NFL y atletas de disciplinas como el UFC y el fútbol soccer comenzaron a imitar el baile. Aunque algunos, como Christian Pulisic, aseguraron que lo hacían «solo por diversión», la asociación del festejo con Trump genera tensiones debido a lo que representa su figura política. La figura de Trump está ligada a discursos polarizantes, particularmente en temas como la migración, el racismo y la xenofobia. Por ello, ver a deportistas, incluidos algunos hijos de migrantes y afroamericanos, replicando un gesto asociado a él, ha despertado críticas y cuestionamientos sobre la influencia de la política en el deporte. Este no es un fenómeno nuevo. Desde el saludo fascista en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936 hasta manifestaciones contemporáneas como el saludo del Lobo Gris de extrema derecha en el fútbol, los eventos deportivos han sido utilizados para transmitir mensajes políticos. El baile de Trump, aunque aparentemente inofensivo, se une a esta lista como un recordatorio de cómo los gestos en el deporte pueden llevar consigo un mensaje más profundo y divisivo.
