
Taiwán, Ecuador e Indonesia sacudidos por una serie de eventos naturales: terremotos y erupción volcánica
Redacción
Abril inició con el pie izquierdo tras una serie de eventos naturales que han dejado a varias regiones en estado de alerta, Taiwán, Ecuador e Indonesia han sido sacudidos por terremotos y una erupción volcánica en cuestión de horas.
Todo comenzó la tarde del 2 de abril, cuando un terremoto de magnitud 7.4 azotó la costa este de Taiwán, con epicentro cerca de la ciudad de Hualien. Este sismo fue seguido por varias réplicas, algunas alcanzando magnitudes de hasta 6.4.
Las autoridades taiwanesas describieron el evento como el terremoto más fuerte en más de dos décadas, con una profundidad registrada de 34.8 kilómetros. Las imágenes compartidas en redes sociales revelaron los daños en edificaciones causados por el violento movimiento telúrico.
Poco después del terremoto, la Administración Meteorológica Central de Taiwán emitió una alerta de tsunami para las áreas costeras cercanas al epicentro, mientras que el Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico advirtió sobre la amenaza para zonas a menos de 300 kilómetros de distancia. En Japón, se emitió una alerta de tsunami para las islas Miyakojima y Okinawa.
Simultáneamente, en las costas de Ecuador, se registró un sismo de magnitud 5.1, con una profundidad de 10 kilómetros. Aunque no se han reportado daños graves ni víctimas mortales, cientos de residentes se vieron afectados por el movimiento telúrico.
Pero ahí no acabó, la situación se complicó aún más cuando el Monte Merapi, el volcán más activo de Indonesia, entró en erupción al día siguiente de los terremotos en Taiwán y Ecuador. La columna de ceniza alcanzó una altura de mil 500 metros, y las autoridades indonesias elevaron el nivel de alerta volcánica a tres, en una escala de cuatro.
La erupción ha provocado una intensa caída de ceniza en la ciudad de Bukittinggi, afectando a una población de más de 100 mil habitantes.
Los eventos en Taiwán, Ecuador e Indonesia ponen sobre la mesa la vulnerabilidad y conexión de las regiones situadas en el Cinturón de Fuego del Pacífico, una zona propensa a la actividad sísmica y volcánica. Las autoridades continúan monitoreando la situación y tomando medidas para proteger a las comunidades afectadas.