
Contaminación del Río Sena también formará parte de los Juegos Paralímpicos Paris 2024
Redacción
Las aguas del río Sena, que ya fueron motivo de controversia durante los recientes Juegos Olímpicos de París 2024, vuelven a ser el centro de atención a medida que se acercan los Juegos Paralímpicos.
A pesar de los esfuerzos por mejorar las condiciones del famoso río parisino, las quejas de los deportistas sobre la calidad del agua no han cesado, y la preocupación por la salud y seguridad de los atletas se mantiene latente.
Durante los Juegos Olímpicos, varios deportistas experimentaron problemas de salud tras competir en el Sena, con reportes de vómitos y malestares. Uno de los testimonios más impactantes fue el de Bettina Fabian, una nadadora olímpica portuguesa, quien describió haber visto «cosas marrones» en el agua durante su prueba. Estos incidentes encendieron las alarmas sobre la calidad del agua, que parecía estar lejos de ser apta para competencias de alto nivel.
Con los Juegos Paralímpicos a la vuelta de la esquina, la preocupación no ha disminuido. Susana Rodríguez, una triatleta española de renombre en el ámbito paralímpico, expresó su inquietud en declaraciones recientes: «Hay contaminación», afirmó con firmeza. Rodríguez también destacó otro problema grave: la corriente del río, que podría representar un riesgo adicional para algunos competidores con discapacidades.
A pesar de que la ciudad de París destinó mil 400 millones de euros para la limpieza del Sena con el objetivo de garantizar aguas seguras y limpias para los eventos deportivos y para el disfrute de sus ciudadanos, los resultados han sido insatisfactorios. La inversión masiva no ha logrado eliminar los problemas de contaminación, y el río sigue siendo un foco de controversia.
El fracaso en la limpieza del Sena no solo es una preocupación para los atletas paralímpicos que se enfrentarán a estas aguas, sino que también pone en entredicho la capacidad de París para cumplir con los estándares internacionales de seguridad y calidad en eventos de esta magnitud.
Con la llama paralímpica a punto de encenderse, la pregunta que queda es si se hará lo suficiente para proteger la salud de los competidores y evitar que la situación se repita.