Prohibición de narcocorridos en Tijuana: ¿Fin de una era musical o intento de censura?
Redacción
El Cabildo de la ciudad fronteriza de Tijuana ha tomado la polémica decisión de prohibir la interpretación de narcocorridos y cualquier música que haga apología de la violencia, así como del consumo y distribución de drogas. La sanción por infringir esta prohibición podría ascender hasta un millón de pesos, según lo acordado.
La medida, impulsada por la alcaldesa Monserrat Caballero, tiene como objetivo, según sus declaraciones, «cuidar la salud mental de las niñas, niños y adolescentes». Caballero argumenta que la exposición a letras que glorifican la violencia puede tener un impacto negativo en la sociedad, y esta prohibición busca ser una medida preventiva.
La alcaldesa, quien se mudó a un cuartel militar después de recibir amenazas del crimen organizado, agradeció al Cabildo por asumir el riesgo de implementar la medida, reconociendo que podría generar pérdidas económicas para un pequeño grupo de cantantes. «Todos los artistas son bienvenidos a Tijuana», aclaró Caballero, «pero deberán ajustar su repertorio. En caso de incumplimiento, enfrentarían multas significativas, incluso hasta un millón de pesos».
A nivel nacional, la prohibición de narcocorridos en Tijuana ha pasado relativamente desapercibida, pero ha captado la atención internacional ya que, por ejemplo, The Guardian considera la medida como «el último intento de censurar al género», señalando que intentos anteriores de prohibir este tipo de música han demostrado ser ineficaces y, en algunos casos, han aumentado su popularidad.
La decisión de Tijuana se suma a otras ciudades en México que han implementado restricciones similares en el pasado. La discusión sobre la libertad de expresión y la relación entre la música y la violencia se reaviva con esta controvertida medida, dejando preguntas sobre si la prohibición será efectiva o simplemente impulsará la clandestinidad del género.
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