Secuestran al alcalde de Aldama y lo visten de mujer en protesta por obras inconclusas
El alcalde de Aldama, Alonso Pérez Santiz, fue secuestrado el pasado 26 de septiembre por pobladores Tzotziles de la comunidad Chayomté, quienes exigen la entrega de 1.5 millones de pesos para obras públicas prometidas y no finalizadas en la región. En un acto de protesta que combina la denuncia social con los usos y costumbres locales, los habitantes lo vistieron con ropa tradicional de mujer y lo retuvieron en una cancha de basquetbol como forma de presión.
Dos días después, el 28 de septiembre, aparecieron en redes sociales videos donde se observaba a Pérez Santiz amarrado de las manos, pidiendo su liberación. En sus declaraciones, el alcalde aseguró tener la intención de resolver la situación, pero señaló que no podía actuar mientras permaneciera secuestrado.
«Yo tengo la voluntad, pero como me tienen aquí, no puedo hacer nada. Necesito la intervención del gobierno federal para que esto se resuelva», expresó Pérez Santiz en uno de los videos difundidos.
La protesta de los habitantes de Chayomté no es un caso aislado. Según medios locales como El Heraldo de Chiapas, esta es la tercera vez que los pobladores privan de su libertad al alcalde por incumplir con el pago de obras públicas. A pocos días de que termine su mandato el próximo 30 de septiembre, la comunidad tomó «medidas desesperadas» para asegurarse de que el edil no se fuera sin cumplir con sus promesas.
El hecho de vestir al alcalde de mujer no es solo una muestra de indignación por la falta de obras, sino también un reflejo de las actitudes machistas prevalentes en la región. Este tipo de castigo ya había sido utilizado en otros casos como una forma de humillar a las autoridades masculinas. En el pasado, la presidenta municipal de Aldama, Angelina Díaz Méndez, fue amenazada con violencia física y sexual por miembros de la misma comunidad, quienes argumentaban que, por ser mujer, no podía gobernarlos.
Pérez Santiz, durante su secuestro, pidió la intervención de la Guardia Nacional, la Sedena y la policía estatal para lograr su liberación, subrayando que la situación pone en riesgo su vida. “Traigan el recurso correspondiente y quedamos contentos todos», declaró el alcalde, aludiendo al pago exigido por los pobladores.
A pesar de las múltiples veces que Pérez Santiz ha prometido cumplir con las demandas de su comunidad, los pobladores de Aldama desconfían de sus palabras. El clima de tensión ha sido una constante durante su mandato, y el inminente final de su gestión ha llevado a los habitantes a tomar acciones radicales para que no quede impune.