Talibanes prohíben las voces de las mujeres en Afganistán
Redacción
La represión contra las mujeres en Afganistán sigue intensificándose bajo el régimen talibán, que ha implementado nuevas leyes que prohiben que se escuchen las voces femeninas en público. Según un documento al que tuvo acceso la agencia de noticias AP, estas normas, recientemente aprobadas por el líder supremo talibán, Hibatullah Akhundzada, representan otro golpe a los derechos de las mujeres en el país.
Las nuevas leyes, promulgadas el miércoles 21 de agosto, forman parte de un extenso documento de 114 páginas compuesto por 35 artículos. Este documento es la primera declaración formal del régimen sobre lo que consideran «vicios y virtudes,» y abarca diversos aspectos de la vida cotidiana en Afganistán, como el transporte público, la música, el afeitado, y las celebraciones.
El artículo 13 de este código prohíbe que las mujeres sean vistas o escuchadas en público sin cubrir su cuerpo, incluyendo el rostro. Además, la ropa no debe ser ajustada, fina, ni corta. Sin embargo, una de las nuevas medidas más opresivas es la prohibición de que las voces femeninas se escuchen en las calles, ya sea cantando, recitando, o leyendo en voz alta.
Esta disposición surge de la creencia de que las voces de las mujeres son íntimas y, por lo tanto, deben ser silenciadas en espacios públicos para «combatir el vicio y promover la virtud.»
La represión también se extiende a la prohibición de que las mujeres miren a hombres con los que no tienen un parentesco de sangre o matrimonio, y el artículo 17 del documento prohíbe la publicación de imágenes de seres vivos. El artículo 19, por su parte, prohíbe tocar música, transportar a mujeres que viajen solas, y la mezcla de hombres y mujeres que no sean familiares directos.
Desde que retomaron el poder en Afganistán en 2021, los talibanes han implementado una serie de restricciones draconianas contra las mujeres, eliminando prácticamente todos los derechos que habían ganado en las últimas dos décadas.
Estas nuevas leyes solo refuerzan la opresión sistemática que las mujeres afganas enfrentan, bajo un régimen que busca controlar todos los aspectos de sus vidas. Las violaciones a estas normas serán castigadas con advertencias, arrestos, o incluso penas más severas, dependiendo de la gravedad de la infracción.